“No… mañana no es posible que hagáis la aproximación, y menos aún cima al día siguiente, viene una inestabilidad meteorológica muy fuerte…”

 -Quizá sea difícil describir con palabras, las caras que se nos quedaron, cuando recibimos tal noticia en castellano pero con acento francés, por parte del Gendarme que nos recibió amablemente en la Casa de la Montaña de Chamonix.

Fue un jarro de agua fría, helada como recién sacada de un Glaciar. Caras de resignación, cada uno ensimismado, dando vueltas a su cabeza, yo sentado en la mesa sin saber que hacer o decir, o prácticamente sin querer oír el resto del parte meteorológico.

Acertar que un día va a haber buena meteo con meses de antelación, es una utopía, como tirar una moneda al aire… y es lo que tuvimos que hacer en su momento. Para la reserva de un refugio de alta montaña, el cual se agota en horas el día de apertura de las ventanas de reservas. Así que sí, El Montblanc no quería, nos estaba dando la espalda.

Como era posible? No era justo, tantos kilómetros de viaje, tantos meses de entreno, tantas horas de aprendizaje, los pasos correctos para una correcta aclimatación y tanta ilusión desbordada que se caía en un momento.

Ahora entendía aún un poco más a todos los profesionales, que se recorren miles de kilómetros en avión, invierten su tiempo y dinero, lejos de sus seres queridos, y a veces no se pueden menear siquiera del campo base, sin que la montaña les dé una mísera oportunidad.

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