–  ¿Qué canción quieres para la salida?- me pregunta el Speaker-.

–  Thunderstruck de AC/DC – contesto sin mostrar duda-.

Seguramente no era la mejor canción para este tipo de salida, pausada de ritmo, sin objetivo alguno de tiempo, con el simple hecho de intentar llegar… pero es una canción que me llena siempre de fuerza para acometer todo lo que tengas por delante.

Suenan los acordes y se inicia la cuenta atrás, apenas sin darme cuenta se ha puesto ya en marcha el reto que llevo preparando con tanto cariño algo más de año y medio.


Barakaldo, Km 0. Llevo hasta 7 corredores conmigo desde la salida, entre amigos y compañeros, no se puede pedir mucho más. El ritmo está siendo bueno, salimos a 6:15min/km y sin darnos cuenta cruzamos Trapagaran; oímos algún comentario “Mira debe ser una maratón, y esos son los primeros…”, “si pues menos mal que no saben hasta donde piensas ir”- comenta un compañero.

Desde ahí hasta los primeros 9 kms a Gallarta pican para arriba, y en un par de ocasiones, pongo un “alto” a algún compañero que viene con muchas ganas de correr, estamos subiendo bastante alegres. Nos dejamos caer y tras un repecho corto nos plantamos en el primer avi de Las Carreras en el Km11 en 1:10. Repongo fuerzas rápidamente y en apenas 3 minutos nos volvemos a poner en marcha, cruzamos Muskiz sin querer gastar mucho ya que a continuación tocaba superar el Alto de la Rigada, de poco más de 2 km de subida en el que volvemos a poner algún “alto».  Al fondo ya vemos la muga, “Agur Bizkaia, hola Cantabria”. Desde el cartel limítrofe, hasta Ontón donde teníamos el segundo avi, es muy agradecido ya que pica para abajo, Km19 en 2:05.

Un auténtico placer tener a amigos, familia y compañeros de equipo echando una mano en los avituallamientos, son dignos prácticamente de una prueba de Ultratrail.

Salimos pues, a por el punto más alto de todo el recorrido. La subida a Saltacaballo, son 2,2 km y a mitad de ella, dos compañeros se ponen fin a su compañía, así que me quedo con tres de Usansolo tirando para arriba… la subidita se las trae y nos deja bastante calentitos cuando llegamos a su culmen, por lo menos las vistas hacia Bizkaia y el mar son reconfortantes. Bajada gustosa y de buena conversación hasta Mioño… antes de que volvamos a disponer de un repecho anterior al pueblo de Castro Urdiales (ya ciudad casi…). Reconozco que se me hizo algo largo cruzar sus 3 km urbanos, es noche de San Juan, y por la calle ya se ve gente pasándolo genial… pusimos el avi a la salida del pueblo, en Ostende, al que llegamos en 3:18 para 30 Km. Los últimos tres compañeros que quedaban desde la salida en Barakaldo, finalizan aquí.

Engullo un plato de pasta, que es lo que tenía previsto hacer cada 30 km, estoy cerca de 12minutos y me cambio de ropa, salgo con fuerza del avi con una compañera y llevo un estado de euforia considerable…

– ¿Qué tal vas? ¿Cómo te ves? – me pregunta élla-.

– Buf, voy hasta demasiado bien – contesto.

Este es uno de los tramos más bonitos, ya que es el único que discurre prácticamente por toda la costa,  Allendelagua, Islares, La Ballena de Oriñón… y un poco más atrás del Pontarrón está ya el cuarto avi de la jornada. Km 40 en 4:40.

Tenía claro que había que recargar mucha fuerza para el tramo que nos esperaba a continuación. Era por mucho, el más duro físicamente, con sus casi 13 km y sus dos cotas que teníamos que salvar…

Se añade un nuevo compañero y salimos el avi andando. Al principio todo son risas y buena conversación, la cual es de agradecer, pero el Alto de La Candina nos va poniendo en nuestro sitio, con sus casi 3,5 km de longitud, se nos hace a los tres algo largo, a su vez echo una ojeada al reloj, “vaya ya he pasado distancia maratón”… sigamos. Bajada hacia Liendo y prácticamente sin respiro comenzamos la segunda cota de esta etapa, el Alto de Tarrueza que no llega a los 2,2 km de distancia, pero se me atraganta mucho, tengo sensación de que no llegamos nunca a arriba e incluso que estamos dando mucha vuelta para bajar al cuarto avi programado, Laredo. Km 52 en 6:07.

¡Cambio! Se queda la compañera y entra un nuevo compañero a escena que no había corrido hasta ahora, se une a su vez el otro compa que entró en Guriezo. Salimos del avi a ritmo cómodo, pero empiezo a notar frío, es madrugada y tenemos muy cerca el mar. Es el tramo más llano de todo el reto pero se me hace algo monótono, para colmo en un paso de cebra en Colindres, tenemos un problema con un conductor que le había sentado demasiado bien (o mal) la noche de San Juan. Nuestro apoyo en carretera (y ángeles de la guarda junto con el coche delantero de mi Aita), DYA Cantabria le echa una reprimenda al sujeto en cuestión…

Se me sigue haciendo larga la llegada al siguiente punto y busco una motivación. Pienso y pienso… y la encuentro, “Cierto!! No recordaba que son los siguientes 30km así que me toca un plato de pasta caliente”. Cicero, Km 61 en 7:12.

– ¿Qué tal estás? – me preguntan dentro de la Autocaravana.

– Vaya, empiezo a estar un poco bajo de cabeza – espeto sin miramientos.

Recargo fuerzas con el plato de pasta, bebo a su vez bastante refresco de Cola, me cambió de camiseta, me coloco de nuevo la chaqueta, dejamos todo el pack nocturno (el alba asoma por el Este), estiramientos y procedo a salir solo con el compañero que se incorporó en Laredo.

Salimos a ritmo pausado, hasta volver a entrar en calor. A la salida de Cicero, vemos los efectos  aún más agrandados de la noche de San Juan en la puerta de un “bar” en el cual nos sueltan el mejor deseo del mundo… “Oye tú! No se puede movilizar esto, que luego vas y te mueres…!”. Sonreímos y seguimos.

Es un tramo bastante trampa, ya que tiene bastantes toboganes, miro el reloj para echar una mirada al ritmo instantáneo, 6:50min/km. “Madre de Dios, en mi vida creo haber rodado más lento”, pero me está costando entrar mucho en calor, llevo chaqueta y tengo sensación de frío. Avanzan los kilómetros y aparece un nuevo compañero a darnos ánimos con su coche, él tiene previsto incorporarse en la siguiente parada. Pasamos Beranga y comienza una subida de 2,5 km, menos mal que tenemos el avi de Praves justamente colocado en la mitad de ella, Km 71 en 8:34.

Casi 12 minutos en el avituallamiento, pero era importante recargar y mentalizarse para el que venía a continuación de casi 13 km de distancia.  Salgo con dos compañeros del avi, sin darnos cuenta coronamos el Alto de Jesus del Monte, a partir de aquí el terreno es algo más agradecido, todo picando hacia abajo hasta Hoznayo, me veo muy fuerte de piernas, y nuevamente eufórico de cabeza, la conversación ha sido muy fluida y los kilómetros se han pasado volando. Nos quitamos el Alto de El Bosque justo antes de llegar al avi de Solares, Km 83 en 10:10, allí están esperándome unos cuantos amigos/as lo cual me da otro impulso de energía renovada.

Salimos hasta 5 corredores de nuevo, y la sorpresa es que a pocos metros delante se intercala el coche de mis amigos con el de mi Aita, nos van dando ánimos con el megáfono y nos ponen música que nos empuja hacia delante, tanto es así que en la recta de Heras, me paso de ritmo, y me llevo alguna reprimenda por el ritmo impuesto por parte de mis compañeros. A su vez nos adelanta otro coche de amigos, los cuales tienen intención de correr desde el siguiente punto. Este tramo se me ha pasado volando, sin darme cuenta nos hemos plantado en Astillero, Km 91 en 11:12.

Casi otro cuarto de hora recuperando, comiendo de nuevo algo caliente, arroz en este caso.

Y salimos del punto, andando para volver a entrar en calor poco a poco, miro para atrás y veo hasta 9 acompañantes! Madre mía, solo nos falta una pancarta en la parte delantera.

Vamos rodando un poco más justos y veo a un amigo en su moto, sus ánimos también me hacen bien, aun así la cabeza empieza a colapsarse, miro el reloj y marca 100km… es en ese instante en el que siento “vértigo” de la distancia recorrida, el cuerpo ya no le apetece avanzar, para colmo antes de Arce nos enfrentamos al Alto de la Morcilla de casi 5 km de longitud. Se me está atragantando demasiado, y es donde por primera vez echo el pie a tierra en todo el recorrido, sacamos la vena Trailrunner y por tramos subimos a andando a modo “Ca-Co”. En la bajada tampoco tengo ganas de correr, otro coche de un nuevo compañero dando ánimos, pero ni con esas levanto, solo tengo ganas de sentarme al llegar a Arce, Km 104 en 12:51.

Cerca de 20minutos nos tiramos en Arce, entre recuperar, animarme, insuflarme refresco de Cola entre muchas otras cosas. Oigo de fondo y no directamente “¿Va a abandonar..?” ni me giro, ni contesto, la respuesta ya la sé, la tengo clara y es que NO.

Volvemos a salir casi 7 corredores de allí, al poco de empezar de nuevo no hago más que oírles decir que tienen muchísimo calor, yo sin embargo llevo la chaqueta puesta, y noto que no me sobra, cuando suelo ser bastante “caluroso”.

Saco fuerzas de donde ya casi no las hay para afrontar el Alto de Oruña de casi 4 km, en varios tramos volvemos a andar, pero cada vez se ve más cercano el final del mismo, no me apetece prácticamente mantener una conversación con nadie, voy encerrado en mi mundo pero coronamos y me llegan ánimos de unas chicas , “venga que ya te va quedando menos…”, giro la cabeza a la derecha y lo veo, una colina, con unas casas que me resultan familiares, una ría a su derecha… no hay duda, aquello de allá es Suances.

Vamos macho, que ya casi es tuyo” no puedo evitar emocionarme ante tal cúmulo de sensaciones. Me animo muchísimo y llego con fuerza y ganas a la última parada antes de meta, Polanco, Km 111 en 14:00.

Venga Sendoa que son solo 10km más” me dice mi cabeza, poco antes de salir acompañado por los últimos compañeros, que aunque tenía previsto hacer solo en último tramo bien me vendrán de ayuda.

Llegamos a Barreda, miro esas chimeneas que tantísimas veces he pasado delante de ellas con el coche, cruzo el Rio Saja-Besaya (el cual desemboca en Suances) y acometo el último tramo el cual pica mucho para arriba, hasta el Mirador de la Ría San Martín, allí están esperando varios coches para recoger a los últimos acompañantes.

Por primera vez en más de 15 horas de carrera me quedo solo.

Es una sensación extraña pero a la vez bonita, cruzo el cartel de Suances marcando con el GPS prácticamente 120 km clavados, pero aún queda un poco más hasta la meta…

Cruzo el pueblo (la parte de arriba), algún despistado me mira con cara de sorpresa, otros con incredulidad, y los más con extrañeza; otros me aportan sus ánimos, sus enhorabuenas, y me lanzo con muchísima fuerza la última bajada hacia el barrio de la Playa de La Concha. Veo el mar y las islas que tantísimas veces me he quedado contemplando, soy incapaz de contener las lágrimas, me giro hacia la ambulancia DYA que llevo detrás les lanzo un gesto de eterno agradecimiento por el apoyo en todo el recorrido, ellos me sonríen y me apoyan. Bajo volando, rondando los 4:50min/km, serán las últimas fuerzas de flaqueza antes de morir que dicen…

Penúltima curva, al fondo veo a mi ama con mi pequeño sobrino, madre mía que emoción… doy la última curva agarro a mi sobrino de la mano, correrá conmigo hasta cruzar la meta, hay un pasillo de gente dándonos aliento y aplaudiendo, la plaza tiene muchísimo ambiente, toda la gente, familiares, amigos, etc… portan las camisetas naranjas del Reto…

Y con muchísima emoción y alegría cruzamos el Arco de meta, Suances, Km 122 en 15:33. Lo hemos conseguido, hemos salido de casa y hemos llegado a casa.